29 de diciembre de 2008

Hoy a las 2:46 am


Pienso en ti con una suavidad inusual. Afuera de casa el parque luce mudo, deslucido, casi espectral. Es como si el tiempo se aquietara tratando de detenerse un poco más de la cuenta, sabedor de la hora próxima de un fin de ciclo. En el silencio absoluto escucho con más claridad los mensajes del corazón... Fluye la sangre, palpita tu nombre, me aproximo para respirar tu aliento. Cierro los ojos para imprimir con más fuerza la huella de un momento atrás, antes de tu sueño en paz y del alejamiento sigiloso de tu abrazo. Sonrío. Hay mil maneras de decir amor, y mil más para deletrear deseo con nuestros cuerpos. A veces, de sólo verte desnudo y frágil me complaces. Me conmueve a morir esa entrega absoluta, tu franca disposición a navegar juntos el temporal de la pasión, el océano infinito de caricias que se crecen bajo el embrujo de la luna, la mar en calma que llega al final de cada travesía, para inundarnos de ternura desbordada por todos los resquicios. No duermo, temo despertarme de un sueño. Me confío a la noche y cuento los lunares desperdigados por tu piel. Los he visto en más de un parpadeo y siempre recrean constelaciones distintas. ¿Qué nos pronostican para el año por venir? No soy buena para los acertijos del destino, prefiero enredarme a ti, despertarte a besos, cobijarte en mi, amanecer uno.

13 de diciembre de 2008

Cómplice


Bajo la mirada cómplice de la luna llena, danzamos por nonésima vez el ritual amatorio a que nos invoca cada noche. No es la primera ocasión en que asiste puntual a nuestra cita, pero ahora la sentí más dispuesta a trascender su estatus de testigo, para ser partícipe de la ofrenda al amor de nuestros cuerpos. Descorrió el manto nocturno osada y sin recato, imponiendo su reinado a cualquier astro. Encendió la noche con su estela para evitar confundirse en las siluetas. Se coló por todos los resquicios, impaciente, sin tacto y vencedora del espacio. No hubo manera de guarecernos de ella: doble desnudez a su acecho brillaba. En tus ojos, como espejo mostraba las transformaciones sutiles del encanto. La sentí penetrar en mí, ávida de un impulso carnal que la confirmara plena en su unidad de seda. Deseosas de ti, ambas nos escabullíamos por tus brazos dejando una estela titilante de estrellas... El éxtasis nos encontró con ella en tu regazo. Enigma lunar, te desentrañaré a bocanadas sin descanso, escurrirá tu jugo de mi boca y una frase no antes revelada nos será dicha. El día traerá la fecha prometida y en ti la noche ya no tendrá cabida.


9 de diciembre de 2008

Historia


Que gozosa forma de descubrir que tengo una cana profundamente sexy! Reina solitaria en una selva espesa-oscura por donde te aventuras, sabio explorador. Surgió sin previo aviso, como blanco estandarte de una frontera conquistada y vuelta a conquistar, para garantizar el paso franco que te ánima...
No recuerdo en qué tiempo comenzamos a vernos, pero cierro los ojos y veo con claridad los montes que ascendiste para llegar a mi boca y poseerla. Desde entonces cada palabra requiere de tu aliento, cada palpitación la senda de tu nombre...
Atada a ti por un hilo invisible, navego la aventura de los días para llegar al firmamento constante de las noches. Cada caricia una estrella, cada regocijarnos un cometa...
¡Que embeleso el roce de los cuerpos! Tanto decirse en medio del silencio. Los pensamientos se engarzan en un collar de cuentas infinitas, entretejen la vida y nos visten de historia compartida...
Hoy no es ayer, es el lapso de tiempo en que se intensifican los deseos y los frutos nos bañan con su jugo. Mi aroma se confunde con el tuyo y aspiro una fragancia con tintes de universo...

3 de diciembre de 2008

Esquina


Pensaba no salir y guarecerme en casa. El viento se coló por todos los rincones y sacudió la pereza que arrastraba. Despabilada, a paso lento y sin destino, deje que la Vida me llevara. Añoraba de ti tu mano entrelazada, esas cosquillas que dejan palabras en mi oído, los besos que resbalan... Era un día más de andar descalza de tu abrigo. Los arboles lloraban la nostalgia y el corazón sentíase malherido... Prófuga de mí, achacaba al desvelo la sinrazón de no verte en las mañanas, cuando el frío cala y me amodorro en la resaca profunda de la noche ya ida. Mis pies danzaban al compás de tu anhelo; en un revuelo frugal y solitario las ramas continuaban su alocada desvestida...
Di vuelta en una esquina cualquiera... y te encontré.
Atrapada en la escena, aferrada a la acera, sintiendo el vértigo invadir mi osamenta. Tu mirada profunda en su mirada se vaciaba de mí. Tu mano coqueteaba en el espacio, recreando en ese lapso el embrujo que tantas veces ejerces para mi. El agua que mi rostro acariciaba inundaba palabras que nunca alcanzaron a surgir. Mi cuerpo aún llevaba la huella caliente de tu cuerpo cuando me estremecí. Despiadada la brisa arrancaba jirones de mi piel. Descarnada sufría el goce de tus dedos por sus dedos. Intuía su pierna enredada entre las tuyas, audaz en la embestida, apenas insinuada... Deshojábame entonces de tristeza aflorada, vuelta triza flotaba. Los huesos titilaban y en estruendo rompían. Mi centro -tú- en otro vaivén se contoneaba. Giré mi mirada, en un desgarre que en filo rasgaba mis entrañas.
En tus ojos destellos de la noche. Silencio, el tiempo se aquieta... Anclada mi cintura a tu figura, nos sorprende la víspera y el sueño que me agita se diluye...