4 de marzo de 2009

Soñé


Anoche soñé que me contabas las arrugas, que te deslizabas entre ellas como tus espermatozoides en mis entrañas, ágil y diestro. Recorrías todas las ondulaciones de mi piel, atisbabas el abismo infinito al que en más de una ocasión te has dejado ir. Rozabas con tu lengua de miel las cumbres de mis pezones y te perdías en las hendiduras volátiles del cuello... Yo flotaba en la mansedumbre del ensueño, de cara al Sol, suspendida en lo etéreo del instante. Quise ser la brújula que guía y alargué mi mano para comprobar tu virilidad erguida. Deseo que levanta su mástil impoluto, fantasías que se multiplican en diálogo generoso con mi boca. Vencíamos resistencias mutuas, y en el suave forcejeo se abrieron por completo mis capullos. Pétalos al rojo vivo, alebrestados, cálida guarida para tu mano fría... Anoche soñé que te soñaba...