11 de septiembre de 2011

Plenilunio


Con este esplendor de luna, te anticipo.
Presiento tu ardiente suavidad,
tu aliento que se cuela en mis oídos creando escalofríos,
la lluvia de besos que no cesa mientras los labios tiemblan
y el corazón que acelera el pálpito cuando me pierdo en ti
para recuperarme en tu mirada.
Noche de luna que se cuela para hacernos silueta.
Dos que se funden en incendiarios roces que no detiene el alba.
Las manos se rehuyen, se atraen...
Exploran hasta la aparente saciedad para emprender mil rutas luego.
Reinventamos el código del placer,
desciframos acertijos cubiertos de misterio
hasta llegar a la brasa viva del deseo.
Lava ardiente es mi cuerpo
y con tu propio fuego te enfrentas a mi fuego.
Ávidos de continuar la travesía nocturna
de las cenizas mutuas renacemos...
Hoy dejo de ser yo para volverme bruma.
Memoria incierta, vívida intensidad.
Roja pasión bañada por la luna.

8 de julio de 2011

Distancias


Sé que me aguarda tu cuerpo ardiente al otro lado del mar; promesa viril que irrumpe la lluvia que no cesa. Oleadas de placer me abrigan de sólo imaginarte, tenso en la medida del deseo, palpándome en la visión volátil del ensueño. Me embarga una tentación de sal: porosa presencia, humedece mi piel salada como las aguas que nos distancian. Hay un regusto marino entre mis labios, un picor de medusas que agita mi entrepierna, una marea de fuego que despiada brota entre el abismo abisal. Me miro en tu mirar, que permanece impasible ante la bravura de las aguas. Mi mano se extiende hacia tu mano quebrando las crestas de las olas... Pero el mar es el mar, cruel en las distancias que agotan las teas de la noche.


16 de enero de 2011

Otra



Juego a ser otra, la que evade silencios y traspasa tu ausencia… Entrelazo mi piel a tu piel, encadeno tus ojos a los míos, respiro de tu aliento y le hablo finamente a tus oídos… Mis pezones erectos en tu pecho deletrean deseos cincelados a fuego… El fuego mismo de tu virilidad responde complacido… Mis caderas danzan sometidas al ritmo de la noche… En la ceguera nocturna tus manos son guía sabia en esta travesía… El reloj del tiempo trastoca su andamiaje y nos fugamos en breves infinitos… Se colapsa mi vientre multicolor de sensaciones, se evaporan los cuerpos en unidad volátil… Aprisionada en ti, encarcelado en mis abrazos, custodiamos las marejadas que alebrestan los sentidos… Lúdicamente otra, encarnada fantasía, avivo tu imaginación dormida…