9 de enero de 2009

Puntualizando


Me enamoré de ti al escucharte. No, no fue con la vista aunque también me gustas y bastante. Fue al compás de tus ideas, de las descripciones de tus mejores momentos, de tus suspiros por las etapas plenas de la adolescencia, por el entusiasmo con que nombras siempre al porvenir... Me fui enredando de a poco en tus palabras -suavecito, suavecito- hasta que formé parte de tus presentes y tus sueños. Ese viaje me llevó al centro de tu oído, a lamerte los vientos escondidos en el caracol interno, a probarte de a poco, a inventariarte con besos y caricias... Al tacto y con tacto me apasioné por ti, me mimeticé con tu cuerpo y logré ver la vida por tus ojos. A veces, incluso, me capto como una luna plena que se observa a sí misma, complacida, en lo profundo de la noche...

4 comentarios:

beatriz dijo...

Tus textos despiertan todos los sentidos Martha. un abrazo!

Martha, la de siempre dijo...

Gracias Beatriz, que agradable saber que los has leído... Un abrazo grande!

Tania Campos Thomas dijo...

Hermoso texto! :)

Martha, la de siempre dijo...

Gracias!!