23 de julio de 2009

Lluvia sacra


La lluvia sacraliza los deseos... Se desliza por la piel sin miramientos, provocativamente, sin protocolos e imponiendo audacia. Nos hace tiritar con sus caricias húmedas... Vulnera nuestro cuerpo: navega sus misterios, recorre hondanadas y salientes.
Gota a gota se avivan los deseos... La ropa se contagia de piel, adquiere otras texturas y se acopla mejor a los perfiles. El calor se desprende de los cuerpos, las miradas se excitan, las palabras carecen de sentido. La lluvia prosigue en su insistencia, fiel al candente recorrido que la anima. Los ojos miran visiones trascendidas: es el agua cristal que desdibuja paisajes exteriores para incitar la intimidad del sueño.
Late mi pulso, es río hirviente la sangre que te anhela...

2 comentarios:

Sandra Luna dijo...

Tienes razón. La lluvia nos pone de cierto humor. Con todo, esa frase de "qué poca agua para tanta sed" aplica a mi caso hoy más que nunca. Y generó una tormenta liberadora de la que ya te contaré pronto. Te mando, como siempre, abrazos.

susana moo dijo...

qué poca agua para tanta sed.
Bonita frase!

Yo conocía "mucho arroz pa tan poca carne"